Jesús “Chino” Miranda encarna a Felipe Pirela en El Malquerido, el más reciente
largometraje dirigido por Diego Rísquez
y que cuenta con la participación de reconocidos actores del cine venezolano
como Sócrates Serrano, Mariaca Semprún, Greisy Mena, Carlos Cruz,
Iván Tamayo, Daniela Alvarado, Sheila
Monterola, entre otros.
El
Malquerido comienza con la
niñez de Pirela en Maracaibo, cuando su madre, Lucía, lo entusiasma a cantar.
Pronto descubren su talento en la radio y desde ese momento no hay vuelta atrás
e inicia el ascenso, y posteriormente el declive de El Bolerista de América.
El
mismo Rísquez es uno de los guionistas de la historia, junto con Robert Gómez y
Emiliano Faría.
Empiezo
respondiendo lo primero que todos se preguntan: ¿Qué tal Chino? Bueno, lamento decirles que, aunque no lo hizo
terrible, nunca me convenció de ser alguien más que Chino, el cantante de
música urbana. Su interpretación de Pirela, más allá del aumento de peso, es
muy similar a la de su persona, y el acento de Maracaibo tiende a ir y venir
durante la cinta. Esto último es un problema recurrente con varios de los otros
actores también.
Del
resto de las actuaciones se puede decir que solo destacan Monterola, como la
madre de Pirela; Tamayo, como el manager; y Semprún, como la suegra. Serrano lo
hace bien como un abogado amigo de la familia, pero sale tan poco en la
pantalla que parece un cameo.
Greisy
Mena retrata a Mariela Montiel, la
niña amada de Pirela, de una forma que puede considerarse ofensiva para las
chicas de su edad. No solo hay un error en el casting, pues Mena tiene más de
20 años y es imposible que parezca de 13, sino que, en un intento por mostrar
su ingenuidad y personalidad de chiquilla, la actriz sonríe forzadamente
durante casi toda el filme y termina por ser irritante.
Este
es un filme de muchas fallas, comenzando por la inexistente caracterización de
sus personajes. No es culpa de los actores, sino del guion, pues estos solo
están allí para cumplir un rol y nunca se sienten palpables y son reducidos a
estereotipos de caricaturas. Está la niña ingenua, la madre solidaria, el matón,
la suegra vengativa y varios otros. Tomo como ejemplo al personaje de Semprún,
de quien se dice tener una influencia política que nunca es explicada. Tampoco
se entiende el amor de Pirela a Mariela, pues este nunca es fundamentado.
Otro
error recurrente es el golpe anunciado.
Los diálogos ya nos dicen qué va a pasar, lo que evita la fluidez y la falta de
sorpresas en el arte de contar una historia. “Aquí tienes el dinero, pero no te vayas a volver loco”, le dice el
manager a Pirela y acto seguido lo vemos consumiendo drogas por primera vez.
En
esa misma escena podemos observar también la falta de atención a los detalles
por parte del director. Pirela está inhalando cocaína, una droga que hace a
quien la consume actuar como un perro cuando el dueño llega a casa. Pero Chino
lo interpreta como si hubiera fumado marihuana, con los ojos rojos y
entrecerrados y algo soñoliento.
La
misma falla se puede observar cuando asesinan a Pirela. Son dos disparos los
que recibe el cantante, pero Chino se para del primero demasiado rápido como
para ser cierto. Faltaba que hiciese una flexión.
El Malquerido a su vez sufre del mismo mal que muchas otras
cintas que incluyen interpretaciones musicales: cuando no logra continuar su
narrativa de forma eficaz, vemos al personaje principal cantar. La dirección de
Rísquez parece en varios momentos más adecuada para un video musical que para
un largometraje.
Se
le quiere rendir demasiado tributo al Bolerista
de América y se le termina por retratar como si hubiese sido una víctima a
lo largo de su vida, cuando en verdad, muchas veces fue el victimario. Le montó
incontables cuernos a su esposa, la abandonó junto a su hija y sucumbió a la
tentación de las drogas. No fue ninguna joyita.
Pero
incluso en medio de tanta oscuridad podemos encontrar un rayo de luz, y ese es
el diseño de producción. Desde los vestuarios hasta los vehículos, Rísquez se
encargó de ambientar correctamente la época de Pirela.
Quiero
finalizar este post estableciendo que apoyo y confío en el cine venezolano. Azul y no tan rosa, La casa del fin de los tiempos, La
hora cero, Hermano, Pelo Malo, La distancia más larga, Liz
en septiembre, y más recientemente Desde
allá demuestran nuestro talento. Pero todavía tenemos mucho que aprender…
El Malquerido obtiene un 2/5.
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