Eddie the
Eagle, o Volando Alto
como se le conoce en Venezuela, es un biopic deportivo sobre alguien que nunca
llegó a ser un atleta destacado.
Eso es inusual.
Su nombre es
Eddie Edwards, quien desde pequeño soñó con participar en las Olimpiadas, a pesar
de no tener facilidades para los deportes. Intentó con varios de los
tradicionales, pero la vida lo llevó a esquiar…y luego a hacer salto con esquí.
Ahora Eddie sueña con ir a las Olimpiadas de Invierno y no le será fácil.
El libreto
escrito por Sean Macaulay está
repleto de todos los clichés, tanto en situaciones como en diálogos, de estos
filmes inspiradores. El papá que no le entiende, la mamá que lo apoya, los
constantes rechazos- incluyendo el del entrenador que eventualmente acepta
ayudarle- el bullying en los equipos, los montajes de entrenamiento con música
pop de fondo y el momento de gloria.
Todo eso está presente
y…funciona. Las sensaciones de “esto lo he visto antes” y también se encuentra
allí, pero el carisma de sus protagonistas, los toques de humor y las
emocionantes secuencias en la nieve lo compensan. Incluso hay algunas
referencias a otras películas feel-good(“Es esquí papá, no es como si fuera a bailar ballet).
El director Dexter Fletcher mantiene el curso de la
historia de forma placentera, incluso cuando se ven sobreexplotadas
características de sus personajes o situaciones, como el retrato del comité olímpico
de Inglaterra.
El cinematógrafo George Richmond traslada a las
audiencias a bellos paisajes y a furiosas escenas de esquí que hacen sentir
adrenalina. Por televisión no se transmite la sensación de peligro presente en
este deporte, mientras que aquí la explotan. El resultado es una tensión que
suma a la experiencia.
Taron Egerton está más pesado
que como lo recordamos en Kingsman y
su interpretación, aunque MUY caricaturesca, nos genera empatía. Por el otro
lado, Hugh Jackman brinda una gran
presencia en la pantalla como su ebrio/ ex estrella, entrenador. Es
protagonista de una secuencia tan cool que no podemos evitar pensar que nunca
sucedió.
Y efectivamente es
así. Su personaje, Bronson, es ficticio, como gran parte de la cinta. De igual
forma le va bien a la historia.
Egerton
interpreta a Eddie Edwards como la versión en carne y hueso de Charlie Brown.
“Lo importante no
es ganar, sino el esfuerzo”
También es la
misma lección.
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