Extrañamente me vino la idea de escribir esta reseña mientras subía trotando El Ávila. Como en cualquier actividad física, hay unos más atléticos que otros. Después de 1h subiendo, me separé del grupo inicial, unos me sobrepasaron mientras otros se quedaron atrás. Y allí, en total soledad, solo acompañado de la naturaleza, el pensamiento de una frase célebre mencionada en Into the Wild surgió en mi cabeza: “Existe una sociedad donde nadie se inmiscuye, por el océano profundo y la música con la que ruge: No amo menos al hombre pero si más a la naturaleza”(en inglés suena mejor). Ahora heme aquí, escribiendo sobre este maravilloso filme.
Para aquellos que hayan leído Walden de Henry Thoreu o algún otro ejemplar del trascendentalismo(Whitman o Emerson), llega un momento en donde la noción de vivir solo en una cabaña en el bosque se vuelve seductora. Los viajes de descubrimiento propio son regularmente de poco interés para cualquiera que no sea la persona en dicho viaje, ya que suceden cosas a nivel interno que son difícil para que alguien más las entienda.
“Nada es más dañino para el espíritu humano que un futuro seguro.” Into The Wild es una adaptación del libro homónimo de John Krakauer, que narra la historia real de Christopher McCandless, un joven proveniente de una familia acomodada que, tras terminar sus estudios, abandonó todo y emprendió un viaje a pie hacia Alaska para tener una gran aventura. En septiembre de 1992, fue encontrado muerto a la edad de 24 años por unos cazadores.
Sean Penn, aquí guionista y director, crea una hermosa, irregular, larga, de a ratos molesta, pero finalmente conmovedora película. Emile Hirsch retrata a Chris como uno de esos chicos que, a pesar del confort, resienten todo y necesitan encontrar algo “real y verdadero”. Después de abandonar a sus narcisos y materialistas padres(William Hurt y Marcia Harden) y a su inocente hermanita(Jena Malone), cambia su nombre a Alexander Supertramp y deja que los libros de Tolstoy, Thoreau y Wilde guíen su camino.
Hirsch es tremendo en su rol, interpretando a su personaje como alguien simpático, listo y amistoso, a quien no le gusta quedarse en un lugar por mucho tiempo. A simple vista, una buena persona. Pero, ¿lo es en verdad? ¿No es egoísta abandonar a todos los que se preocupan por ti sin avisar, al menos, que estás vivo? Se cruza en su camino con una pareja de hippies, un campesino, una tímida adolescente y un anciano solitario, y a todos los abandona cuando siente que su relación se fortalece demasiado. Estas interacciones son un punto alto del filme. No obstante, la razón que tiene Chris para continuamente dejarlos atrás no se explica bien del todo, falto que estuviese mejor desarrollada.
“No existe mayor alegría que tener un horizonte eternamente cambiante, cada día tener un nuevo y diferente sol.” El constante movimiento permite a Penn mostrar grandes porciones de la belleza natural en el itinerario de Chris. Sin embargo, se extiende demasiado, alcanzando los 140mins en lugar de los 100-110 que eran absolutamente necesarios.
Into the Wild es una muy buena película, con sólidas actuaciones e impresionantes escenarios, pero se ve debilitada por un director que parece estar demasiado enamorado del tema como para recordarse de ser más crítico en las acciones de su protagonista, y los efectos que éstas tienen en sus seres queridos. De todas formas el contenido emocional está presente, y por más faltas que Penn haya ignorado, no puedes evitar impactarte de la travesía y el destino de Chris.
En mi penúltimo año de bachiller tuve la oportunidad de conocer a alguien apasionado por las corrientes filosóficas derivadas del trascendentalismo. Alguna vez me habrá contado que en un momento de su vida emprendió un viaje en solitario de 6 meses hacia unas montañas en Canadá. Dejando atrás una vida acomodada, partió en busca de algo que necesitaba encontrar. Con una mirada errónea y todo, creo en el Chris McCandless de Sean Penn. En una forma minimzada, él fue mi profesor de ingles.
Into the Wild es una muy buena película, con sólidas actuaciones e impresionantes escenarios, pero se ve debilitada por un director que parece estar demasiado enamorado del tema como para recordarse de ser más crítico en las acciones de su protagonista, y los efectos que éstas tienen en sus seres queridos. De todas formas el contenido emocional está presente, y por más faltas que Penn haya ignorado, no puedes evitar impactarte de la travesía y el destino de Chris.
En mi penúltimo año de bachiller tuve la oportunidad de conocer a alguien apasionado por las corrientes filosóficas derivadas del trascendentalismo. Alguna vez me habrá contado que en un momento de su vida emprendió un viaje en solitario de 6 meses hacia unas montañas en Canadá. Dejando atrás una vida acomodada, partió en busca de algo que necesitaba encontrar. Con una mirada errónea y todo, creo en el Chris McCandless de Sean Penn. En una forma minimzada, él fue mi profesor de ingles.
Into The Wild obtiene un 3.8/5.
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