Por: Christian Roballo @Chrisroba
“Nada de lo que sucede se olvida jamás, aunque tú no puedas recordarlo”- Zeniba
El viaje de Chihiro es, sin lugar a dudas, una de las películas más memorables para la generación de los 90; cualquiera que la haya visto recordará ese momento como una experiencia mágica.
Hayao Miyazaki es conocido mundialmente como una de las mentes más brillantes del cine de animación, por la delicadeza de sus escenarios, la fluidez de los gestos y la magia que desprende el uso de colores y brillos en sus obras. En esta película, Miyazaki empleó todas técnicas para trasladarnos a un reino espiritual muy mágico, lleno de criaturas de folclore japonés con un aspecto único que nos otorga un diseño de personajes muy vasto y variado. Sumado a esto, la banda sonora de Joe Hisaish, uno de los compositores más importantes de todo oriente, encaja perfectamente con este mundo mágico al que somos transportados visualmente, lo que da como resultado una obra excepcional en el aspecto técnico.
En la película nos cuentan la historia de Chihiro, una niña que se está mudando con sus padres a otra ciudad; pero un pequeño desvío los llevará al reino de los espíritus. Pronto sus padres son transformados en cerdos y ella tiene que buscar la manera de retornarlos a su forma humana y salir de ese mundo. Para ello, tiene que hacer un trato poniendo en juego su nombre para comenzar a trabajar en este mundo, y obtiene un trabajo de ayudante en unas aguas termales donde se reúnen millones de dioses. Pero hay algo que es muy importante en todo esto, y es que no debe olvidar su verdadero nombre, porque es él mantiene su identidad, y es lo único que le permitirá salir de este mundo.
La historia puede ser vista como una gran alegoría al paso de niño a adulto, en donde comienzas a tener responsabilidades y tienes que afrontar cada problema por ti mismo, pese al hecho de que siempre habrá personas apoyándote para que lo logres.
Chihiro es una niña muy real, tiene miedo de lo desconocido y llora cuando se siente insegura. Poco a poco va conociendo personajes que la ayudan a sobrevivir en este mundo, los cuales están gobernados por una bruja “malvada”, quien ha construido una pequeña utopía impulsada por su ambición y codicia.
Cada tema de la película es contado con mucha creatividad, la distinción entre el bien y el mal resulta algo ambigua, y el argumento está lleno de misterios que nos harán mantenernos atentos a todo el trasfondo dramático de la película. Al final, puedes notar el cambio que ha tenido la protagonista, se ha vuelto una chica fuerte, preocupada por sus amigos y es capaz de dar la cara por ellos. Además, ha tenido un efecto positivo en los demás personajes, quizás recordándoles algo que muchos habían olvidado: su “humanidad”.
Estudio Ghibli tiene algo especial, y es que logra hacernos sentir como si volviésemos a ser niños mientras vemos una de sus obras, nos dejan encantados con la simpatía que transmiten como si de un hechizo se tratara, y no podemos más que fascinarnos con cada detalle que encontramos. Aquellos que no hayan tenido la oportunidad de ver esta película todavía están a tiempo de disfrutar de una de las experiencias más agradables del cine de animación, una aventura mágica contada de una forma divertida e interesante que te dejará con ganas de ver más películas de este gran estudio.
El viaje de Chihiro obtiene un 5/5.
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