“Si
viviendo en el exterior escuchase el Alma
Llanera o el Himno Nacional, inmediatamente se me aguarían los ojos” es una
frase dicha por miles de venezolanos. Un momento similar llega cuando ya
estamos en la primera media hora de Brooklyn. Vemos a un anciano cantar una tonada celta y a una dulce chica
irlandesa llorando porque extraña su hogar.
Basada
en la novela de Colm Tóibí y dirigida
por John Crowley, Brooklyn narra la historia de Eilis
Lacey(Saoirse Ronan), una emigrante
irlandesa que, dejando atrás a su hermana y madre, emigra a Estados Unidos en
los años 50 porque siente que en su ciudad natal ya no hay nada para ella. Para
la tímida joven que proviene de un pueblo pequeño con escasas oportunidades, su
nueva vida es una aventura aterradora.
Luego
de una traumatizante experiencia llegando a su destin, Eilis medita la idea de
estar tan lejos de casa y en una tierra con puros extraños. Así el simpático
Padre Flood(Jim Broadbent) la ayude a
adaptarse a Brooklyn, la vida es demasiado diferente. Ella vive en la casa de
huéspedes de la severa, pero comprensiva Mr.s Kehoe(Julie Walters), junto a otras chicas irlandesas que son más
chismosas que comprensivas, y solo logran darle a Eilis un cambio de estilo.
Infeliz e insegura, hasta que en un baile conoce al simpático Tony(Emory Cohen), un chico Italiano que empieza a mostrar interés en su vida. Demuestra lo sensible y caballero que es y gentilmente comienza a cortejarla. Ella ríe, cede, sonríe y es feliz.
Salen
a comer, visitan la playa y Eilis siente que ya tiene una vida en Brooklyn.
Pero un suceso la obliga a regresar temporalmente a Irlanda y amenaza con
cambiarlo todo. Una vez allá empieza a pasar tiempo con Jim Farrell(Domhnall Gleeson). Apuesto, caballeroso
y adinerado, el pueblo presiona para que estos se junten.
¿Y
qué hay de Tony?
Brooklyn, con su romanticismo, encanto y drama, es la respuesta a cómo sería una excelente película de
Nicholas Sparks. Cada aspecto de este filme, movimientos de cámara,
actuaciones, música, construcción y las emociones que ataca con sinceridad, es
destacable. Crowley puso su corazón en esta, con una impecable atención a los
detalles y un magnífico diseño de producción.
Y no
hay suficientes cosas buenas para decir de Saoirse Ronan. Ilumina la pantalla en cada escena y conecta tanto con el
público que genera en nosotros ansiedad sobre sus conflictos románticos, sus
reflexiones del pasado y sus preocupaciones del futuro. También realiza una increíble transformación de una chica tímida y penosa a una fiera, segura de sí misma, con cantidades iguales de garra y gracia.
Todos
los actores de reparto que interpretan amigos, familia y conocidos en ambos
continentes están excelente. En especial Cohen y su especial química con Ronan,
y James DiGiacomo como el hermanito
de Tony que se roba todas las escenas con su gracia.
Brooklyn trata sobre la ausencia de familiares, amigos y todo aquello que nos define, pero que es parte de un pasado que ya no existe y solo queda en nuestra memoria. Una punzante historia sobre los compromisos, sacrificios y el amor.
La película amerita tanta cursilería. Se la recomiendo a todos, pero especialmente a aquellos que en algún momento de su vida decidieron emigrar.
La película amerita tanta cursilería. Se la recomiendo a todos, pero especialmente a aquellos que en algún momento de su vida decidieron emigrar.
Brooklyn obtiene
un 4.15/5.
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