Me dieron ganas de escribir una reseña de Arrow, no pregunten por qué. La serie encabezada por Stephen Amell ha tenido sus buenos momentos, pero al final los escritores se metieron tanto en la piel de sus personajes que decidieron lanzar flechas, sin la precisión de los mismos, solo esperando a ver qué acertaban.
Arrow narra la historia de Oliver Queen, un playboy millonario que, tras sufrir una tragedia y quedarse varado cinco años en una isla, regresó para impartir justicia en Starling City. Bueno, en un principio parecía que era más para vengarse.
La serie guarda algunas semejanzas con Batman, pues Bruce Wayne al igual que Oliver Queen es un joven millonario/justiciero que cuenta con un pequeño círculo de confianza compuesto, en este caso, por su guardaespaldas John Diggle y la informática Felicity Smoak. Ambos son personajes geniales hasta la tercera temporada, cuando Felicity se une a Laurel Lance en el club de los más irritantes personajes de cualquier serie.
Básicamente la serie se basa en tres tipos de personajes: quejones y chillones, personajes cool, y los complejos. Los últimos escasean, pero afortunadamente su protagonista es uno, al igual que los principales villanos Malcom Merlyn a lo largo de la serie y Deathstroke en la segunda temporada. Cada uno de los personajes tiene momentos para brillar, solo que algunos no los merecen.
Uno de los mayores problemas con Arrow es que demasiadas personas saben que Oliver Queen es el justiciero, y eso no parece afectar en lo más mínimo sus vidas. Mr. Wayne estaría tan decepcionado…
Obviamente, como nos encontramos hablando de una serie perteneciente a la cadena CW, hay mucho drama juvenil. Desde los múltiples y variantes intereses amorosos del héroe, amores imposibles, frases cursis y…bueno, ustedes entienden. También vemos mucho al héroe sin camisa, obvio.
No puedo hablar de una serie de superhéroes sin mencionar a las escenas de acción. En su mayoría son bien coreografiadas y entretenidas, aunque con los ocasionales cortes de edición rápida en los que no se observan los impactos en el cuerpo. No esperen la majestuosidad de las escenas de pelea en Daredevil(reseña).
Y tampoco las actuaciones, pues solo las de John Barrowman y Susana Thompson son destacadas. El resto cuenta con algunas decentes, y otras no tanto.
Y ya que menciona a Daredevil- y con eso recuerdo al inmenso Vincent D’Onofrio- hablemos de los villanos. Pues en Arrow, al igual que en su spin-off The Flash, hay dos tipos de villanos. El primero es el villano de la semana, que es tan memorable como los casos de CSI Miami. El segundo tipo es el de los villanos principales, los cuales en Arrow, funcionan. Lo hacen por su complejidad, porque se siente la amenaza y, sobre todo, porque dan lugar a las mejores y más inesperadas escenas de la serie.
Malcom y Deathstroke son grandes viejo. Ra's Al Ghul, así como toda la tercera temporada, deja mucho de qué desear.
Arrow es una serie equilibrada, en un mal sentido. Me explico: la primera temporada fue normal, entretenida pero nada del otro mundo; la segunda temporada fue magnífica; y la tercera, casi un desastre.
El problema hacia el final de Arrow es que la tensión se había perdido. Murieron los personajes equivocados y ahora casi cualquiera puede ser un héroe. Eso no está bien. También los flashbacks, que eran probablemente el punto más alto de toda la serie, dejaron de ser interesantes.
Arrow es una serie irregular y por eso obtiene una nota irregular: 3/5.
0 comentarios:
Publicar un comentario